 En el espacio de la biblioteca con los chicos que egresan este año tuvimos la oportunidad de compartir el libro "Los ojos del perro siberiano" de Antonio Santa Ana. La expectativa fue muy grande y a medida que se fue leyendo iba en aumento. El final fue esperado, los dejó sin palabras, pero con el tiempo comenzaron a aflorar situaciones de la realidad que se relacionaban con lo leído. Los chicos pudieron expresar sus sentimientos y emociones.
 En el espacio de la biblioteca con los chicos que egresan este año tuvimos la oportunidad de compartir el libro "Los ojos del perro siberiano" de Antonio Santa Ana. La expectativa fue muy grande y a medida que se fue leyendo iba en aumento. El final fue esperado, los dejó sin palabras, pero con el tiempo comenzaron a aflorar situaciones de la realidad que se relacionaban con lo leído. Los chicos pudieron expresar sus sentimientos y emociones. "Nos quedamos un rato en silencio, envueltos en el perfume de las hierbas. Hasta que le pregunté.
- ¿Por qué nunca hablamos de Ezequiel?
Apoyó las cosas en el piso con mucha calma. Estiró su mano como para acariciarme. Me miró. Bajó la mano. Luego la vista y dejo en un susurro:
- Hay cosas de las que es mejor no hablar.
(Texto extraído de la contratapa del libro)
- ¿Por qué nunca hablamos de Ezequiel?
Apoyó las cosas en el piso con mucha calma. Estiró su mano como para acariciarme. Me miró. Bajó la mano. Luego la vista y dejo en un susurro:
- Hay cosas de las que es mejor no hablar.
(Texto extraído de la contratapa del libro)
 
 
 
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